19 Nov ¿Cómo controlar un ataque de Ira?
Hace algún tiempo he leído un maravilloso artículo escrito por Swami Sivananda sobre la rabia y cómo controlarla, hoy me he tomado el atrevimiento de hacer un resumen de este artículo para compartirlo con todos, ya que la ira es muy poderosa en la destrucción de la paz y del conocimiento, vuelve al alma individual insensible, cegándola, esclavizándola y hundiéndola en la ignorancia.
En cierta ocasión, un bengalí llamó embustero a un sikh, juntos cruzaban el Ganges en una barca. El sikh se puso tan furioso que agarró al bengalí y le arrojó al río, en cuyas aguas se ahogó. ¡Cuán débil era el sikh mentalmente, a pesar de ser tan fuerte físicamente! Un pequeño sonido, una sola palabra, pudo enfadarle de tal modo como para sacarle de sus casillas en un instante, convirtiéndole en esclavo de la ira.
La ira hace de todo el mundo su esclavo y su víctima. Destruye la razón y empuja al hombre a hacer cosas inimaginables. Una persona irascible puede llegar incluso a matar al hombre más venerable y difamar al más justo con expresiones rudas. Un ser humano irascible no puede decidir entre lo que debe decir y lo que nunca debería proferir. No hay pecado que no pueda cometer.
La ira es una emoción fuerte, producida por un daño real o imaginario, que implica un deseo de venganza. La ira surge a partir de la idea de haber sido víctima del mal.
La ira reside en el cuerpo astral, pero rezuma por todo el cuerpo físico, de igual modo que el agua rezuma a través de los poros hacia la superficie externa de un botijo. La sangre hierve. Los ojos se congestionan. Se genera un gran calor en el cuerpo. Los miembros se estremecen, los labios tiemblan, los puños se aprietan y la persona en cuestión tartamudea y balbucea palabras con gran furia. El fuego que enciendes contra tu enemigo acaba por quemarte a ti mismo. La ira actúa como un bumerán y regresa siempre a la persona irascible, dañándola a ella misma.
La ira es un signo de debilidad mental. Siempre comienza a partir de cualquier tontería o debilidad, acabando en el arrepentimiento y el remordimiento. Si controlas la ira, tendrás una reserva ilimitada de energía. Cuando se controla la ira, ésta se transmuta en una fuerza espiritual que puede mover al mundo entero.
¿Cómo se produce la ira?
Arjuna preguntó a Sri Krishna: “Pero ¿qué es lo que empuja al hombre a cometer el pecado, oh Krishna, sacándole de si a pesar suyo como por la fuerza? El Señor le respondió: Es el deseo. Es la cólera que surge de la pasión. El deseo es nuestro enemigo, como un monstruo de avaricia y pecado.”
La causa del pecado, o de la acción equivocada, en este mundo es el deseo. La ira no es más que una modificación o una forma de deseo, que nace del apego. La ira es el deseo mismo, su raíz es la ignorancia y el egoísmo.
La ira se origina cuando uno se siente insultado, abusado, criticado, o cuando se indican los propios defectos. La ira se manifiesta al sobreestimar la opinión propia, al desear ser reverenciado, o al imaginar que uno es superior o más sabio que los demás.
El efecto de la ira permanece durante algún tiempo. Si renuevas varias veces el mismo tipo de pensamiento: celos, envidia u odio hacia la misma persona, en este caso, su efecto durará más tiempo. La repetición de un sentimiento irascible intensifica el odio. Un mero sentimiento negativo desarrolla una intensa maldad por la repetición de la ira.
Formas de ira
La irritación, el resentimiento, la indignación, la rabia, la furia, la cólera, son todas ellas variedades de la ira, clasificadas según su grado de intensidad. La ira es un sentimiento repentino de disgusto. Es mordaz, repentino y breve. El resentimiento es persistente, es una ira continua. La cólera es un sentimiento exaltado de ira. La rabia le lleva a uno más allá de los límites de la prudencia o la discreción. La furia es más fuerte aún y le arrastra a uno hacia una violencia descontrolada. La irritabilidad es una forma suave o sutil de ira. Todavía más sutil es el disgusto, que consiste en una mezcla de orgullo e ira.
Efectos negativos de la ira
La ira estropea el cerebro, el sistema nervioso y la sangre. Cuando una ola de ira surge en la mente, el Prana comienza a vibrar rápidamente. Te sientes agitado y excitado. La sangre se vuelve caliente y muchos ingredientes venenosos se forman en ella. Incluso tres minutos de un temperamento acalorado y violento pueden producir efectos tan perjudiciales en el sistema nervioso, que tomará semanas o meses reparar el daño causado.
Cuando la mente se agita violentamente a causa de la ira, se pierde el entendimiento, no puedes entender el pasaje de un libro con claridad. No puedes pensar adecuada y claramente. No puedes escribir una carta y no eres capaz de ver ni de comprender las cosas adecuadamente. Una persona irascible pierde su conciencia normal mientras es presa de la ira.
Todas las cualidades negativas proceden de la ira. Si eres capaz de erradicar ésta, aquéllas desaparecerán por sí solas.
Métodos para controlar la ira
Es muy difícil luchar contra la ira directamente. Primero, intenta reducir su fuerza, su frecuencia y duración. Esfuérzate en atenuarla o en debilitarla, no le permitas asumir la forma de una gran ola en la superficie de la mente consciente. Destrúyela cuando aun está en germen, en forma de irritabilidad en la mente subconsciente. Entretén tu mente. Cultiva pensamientos divinos. Repite algunas oraciones o estrofas (Slokas) del Bhagavad Guita, el Ramaiana o los Upanishads. Desarrolla gradualmente las virtudes divinas y positivas opuestas, tales como la paciencia, el amor y el perdón. La ira desaparecerá entonces por sí sola.
El alimento tiene mucho que ver con la irritabilidad. Toma alimentos sáttvicos o puros, como leche, frutas, garbanzos, cuajada, espinacas, cebada, almendras y mantequilla. No tomes zanahorias, cebolla, ajos, ni coliflor. Abandona las salsas picantes, la carne, el alcohol y el tabaco. Fumar, comer carne y beber licores vuelven al corazón muy irritable. Por tanto, deben ser absolutamente abandonados. El tabaco produce enfermedades del corazón. Da lugar a un corazón envenenado que se irrita fácilmente.
En cualquier momento que pueda producirse un estallido de ira durante una conversación o debate, deja de hablar. No discutas. No te metas en debates ni discusiones acaloradas. Procura decir siempre palabras dulces y suaves. Las palabras deben ser suaves y los argumentos duros. Pues si las palabras son duras, producirán discordia. Habla dulcemente. Habla poco. Sé dócil. Sé gentil. Sé suave. Cultiva la docilidad, la gentileza y la suavidad una y otra vez.
Si encuentras difícil controlar la ira, márchate en seguida del lugar. Date un paseo. Bebe agua fría. Repite Om Shanti (Om Paz) ciento ocho veces. La ira se disipará.
El autocontrol y la serenidad
Tanto el bien como el mal se hallan en el hombre. El ser humano es una mezcla de ambos. Todas las criaturas contienen en sí fuerzas de la virtud y del mal. Es la represión del mal y el ejercicio activo del bien lo que eleva al hombre por encima del resto de las demás criaturas. Así, cuando se controla la ira se controla el mal. El bien prevalece. La ira es la puerta o el canal a través del cual emergen la rudeza, la crueldad, el daño y el dolor, la venganza, la violencia, la guerra y la destrucción. Cuando se controla la ira, tu entendimiento se vuelve claro y se activa la discriminación. Estás entonces capacitado para discernir e ir avanzando sin confusión por el sendero recto y estrecho de la rectitud moral.
No causes dolor ni sufrimiento a ningún ser vivo por avaricia, egoísmo, irritabilidad o disgusto. Aniquila la ira o la mala voluntad. Abandona el espíritu de pelea. Procura como mejor puedas conservar siempre una mente serena.
Cultiva la serenidad por medio de un esfuerzo constante y vigoroso. La serenidad es como una roca. Las olas de la irritabilidad pueden estrellarse contra ella, pero no pueden afectarla. Alcanzarás así gradualmente esta virtud suprema.
Es fácil devolver mal por mal y bien por bien. Pero es difícil y sublime devolver bien por mal. El camino descendente hacia el mal es muy fácil, mientras que el camino ascendente hacia el bien es muy difícil, espinoso y escabroso. Quienes están provistos de fortaleza y sabiduría saben devolver bien por mal, en verdad es gente bienaventurada y son verdaderos ángeles en la tierra.
“La ira de un hombre bueno dura un segundo, la de un hombre medio, dura tres horas, la de un hombre bajo, dura un día y una noche, y la de un gran pecador, dura hasta su muerte” Swami Sivananda